sábado, 4 de septiembre de 2010

ADIOS NICARAGUA


He cambiado de escenario, ya estoy en casa, pero mis sentimientos siguen estando en Nicaragua.

La última semana ha sido una locura y no he podido contaros todo lo que he vivido, pero antes, necesito dar las gracias la toda la gente que me ha "acompañado" de una u otra manera en esta aventura, en especial a mis compañeros de trabajo, que se han portado conmigo estupéndamente. Chicos, chicas, ya sabeis que teneis casa en España y que me debeis una visita, prometo no poneros de comer animales pequeños...!!! (los nicaragüenses no comen tostón, ni cordero, ni nigún animal que no sea grande, "cuanto más grande mejor", dicen ellos).
Las personas con las que conviví en el hotel Los Balcones de León (http://www.hotelbalcones.com/) ó los chicos y chicas del café La Rosita, así como a Fernando, con el que he compartido muchos y agradables momentos.

Dicho esto, os hablaré del último fin de semana que pasé en ese maravisollo país. Este ya fue de relax total y de turismo, dejando a un lado el trabajo. Nos reunimos en un precioso hotel de Granada (http://www.patiodelmalinche.com/), regentado por unos catalanes (gracias por todo, Ramón) todos los compeñeros extremeños que estabamos en Nicaragua y nos dedicamos a viajar por los alrededores.

El viernes visitamos las isletas de Granada, con el volcan Mombacho como telón de fondo. Si tuviera que quedarme con algún momento de mi viaje, sin duda sería este. Un plácido paseo en barca por el lago Cocibolca, escuchando a los monos y admirando las pequeñas isletas, la gran mayoría privadas, que existen allí. El viaje lo hicimos al caer la tarde y la brisa mitigaba el calor nica. Experimente la paz y la tranquilidad que pueden dar un país tan bullicioso como Nicaragua creo que por primera vez.



El sábado fue un día movidito (y mira que yo dije que quería tranquilidad para preparar mi vuelta a España...). Nos levantamos pronto y cargamos las pilas con un buen desayuno. Acto seguido, Jairo nos vino a buscar con un enorme 4x4 y estuviemos en el volcán Masaya. Ahora entiendo porque los misioneros que llegaron a Nicaragua lo llamaron "la puerta del infierno". Vimos el crater humentante. Leimos las advertencias de peligro ya que el volcán está activo y en cualquier momento puede expulsar ceniza y roca y experimenté el ahogo que se siente al inhalar el azufre que sale de las entrañas de la tierra.



Después tocó hacer "shoping" en el mercado de artesanía de Masaya y volvernos locos comprando regalitos y detalles para todo el mundo. El mercado de Masaya es enorme, tanto que te puedes perder por sus laberínticas "calles", recuerda un poco a un zoco árabe y merece la pena visitarlo.







De ahí al mirador de Catarina, para ver la preciosa vista de la laguna de Apoyo. Una laguna de origen cratérico (más volcanes) de agua salada y azul como las playas caribeñas.










Siguiente parada: San Juan de Oriente, cuna de la cerámica nicaragüense, donde visitamos a un amable alfarero que nos mostró como hacia las piezas y nos enseñó su taller.






Y después de regreso a Granada, donde pudimos ver su formidable arquitectura. Granada es, a mi modo de ver, la ciudad más "ocidentalizada" de Nicaragua, tanto en sus servicios como en sus precios... Buenos restaurantes con todo tipo de comida (no solo nica) y preciosos hoteles.





Como podeis notar, una parte de mi corazón se ha quedado en Nicaragua y, sinceramente, estoy deseando volver.

Si alguien no sabe muy bien donde pasar sus próximas vacaciones y le apetece un poco de aventura, que contemple la posibilidad de descurbrir NICARAGUA.











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